Consumo responsable, justo y saludable en las ferias orgánicas.
El sabor de la tierra está en el contacto de la fruta con el paladar, pero también de las verduras, de los pollos o de los quesos. O de lo que quieras probar. Es que desde el miércoles 3 de agosto a los vecinos de Las Cañitas los sorprendió en sus calles una feria orgánica. Con el viejo estilo de las ferias de barrio, y te invitan gustosos a degustar y comprar. Es que a una de sus calles más emblemáticas, el boulevard Chenault, -que va de Luis M. Campos hasta la cancha de polo -, le llegó el turno de su Sabe la Tierra.
Una feria itinerante que estará miércoles por medio en Palermo, pero también en Balvanera, en el Pasaje Santos Discépolo entre Callao y Lavalle, donde arrancó el miércoles 10; y viene trashumante desde el Tren de la Costa pasando por San Fernando, Vicente López, Belgrano, Canning, Ezeiza y Maschwitz, acercando todo tipo de productos orgánicos para la venta, a muy buenos precios, de la mano directa de sus productores y de muy buena calidad. Y me tuve que dar una vuelta para comprobarlo.
Como ven, la feria ya tiene presencia en varios lugares, pero en la Ciudad de Buenos Aires empezó en Las Cañitas, y por calendario el miércoles 17 volvió a estar, y estuve. Con sus frutas y verduras agroecológicas -en muchos casos a menor precio que en supermercados y verdulerías, lo que nos ayuda a combatir la inflación-. Además encontrás productos especiales como pollos y huevos, quesos, panes, budines integrales, aceite de coco, lácteos, chocolates, jugos naturales, salamines, pastelería, nueces confitadas, aceites esenciales y productos de cosmética natural. “La idea es conectar a productores y consumidores en un mismo lugar sin intermediarios. De esa manera, cuidamos los precios justos y el consumo responsable”, dice a todos Luciana, que coordina la feria.
“Este lugar en Cañitas es divino. En Francia, todos los barrios y pueblos tienen sus propias ferias que allá se llaman mercados, pero no todos son orgánicos aunque, cada vez más, los consumidores reclaman eso, para comer más barato, saludable y natural”, agrega Vicent, que se vino de Francia a vivir a Buenos Aires y se dedica a la venta orgánica. -Acá también tenemos le dije-. “Es una feria hermosa, toda la clientela es del barrio o de la zona y se arma un ambiente con muy buena onda, con degustaciones y muy cordial”, dice Leonardo mientras atiende su stand.
A su lado, Laura cuenta lo propio, y me ofrece a probar una de sus frutas y acepto con gusto, si el espíritu de la feria es que accedamos a los productos elaborados de manera artesanal. “Recibir productos directamente de la tierra también depende mucho de nosotros”, dice. “Hacemos esto, para no esperar que las soluciones vengan de otros. Colaborar entre todos para que las economías regionales se reactiven y los productos realmente lleguen fácil y de forma accesible a cualquier cliente, es una tarea muy gratificante”. ¡Por supuesto que sí! Si el sabor de la tierra está en el contacto de la fruta con el paladar, le dije; mientras le sumaba a mí pedido un kilo más de manzanas.